Zelaya y líderes liberales, en el centro de la crisis del CNE y de sospechas de alianza

En Honduras, la situación crítica del Consejo Nacional Electoral (CNE) se ha intensificado en semanas recientes, en medio de un ambiente de polarización creciente y desconfianza hacia las instituciones. Este conflicto tiene como protagonistas a Manuel “Mel” Zelaya, coordinador del partido gobernante Libertad y Refundación (LIBRE), y a miembros destacados del Partido Liberal, generando especulación sobre una posible alianza estratégica entre estas facciones que trasciende el ámbito político.

Movimientos en el CNE y señales de entendimiento político

La reciente renuncia de Ana Paola Hall, miembro electoral del Partido Liberal, significó un momento crucial en los conflictos internos del CNE. Hall, vista como aliada del exmandatario Carlos Flores Facussé, unió su voto al del consejero oficialista Marlon Ochoa, excluyendo a la presidenta de la entidad, Cossette López, de las decisiones. Este movimiento se interpretó como una estrategia conjunta que habría sido pactada anteriormente entre facciones liberales y el oficialismo.

El apoyo de Mel Zelaya a esta acción desde sus plataformas sociales y la difusión posterior del evento por parte de medios pro gobierno han potenciado la impresión de una colaboración entre ambas entidades. Mario Segura, diputado liberal y persona con peso dentro del partido, también ha admitido en público su buena relación con Zelaya, fortaleciendo la idea de una alianza política entre los dos partidos.

Vínculos económicos y cuestionamientos a la independencia liberal

Además del contexto electoral, la potencial coalición entre dirigentes de Libre y del Partido Liberal podría estar condicionada por intereses económicos comunes. Los nombres de Carlos Flores Facussé y Yani Rosenthal han sido frecuentes en los debates públicos y entre analistas, especialmente debido a su papel en garantizar el predominio liberal dentro del CNE y sus vínculos empresariales con el gobierno.

Uno de los temas que ha causado más debate es la alegada implicación de empresas asociadas a Rosenthal en la producción de boletas electorales, un elemento crucial en la organización de las elecciones de noviembre. Además, el reciente retorno judicial de propiedades a la familia Rosenthal ha sido visto por grupos opositores como consecuencia de un posible acuerdo político entre el Partido Liberal y Libre.

La situación actual ha cuestionado la independencia del liberalismo, que históricamente ha estado en oposición al oficialismo, y ha generado advertencias acerca del efecto que una coalición de este tipo podría tener en la legitimidad del proceso electoral.

Advertencias sobre el impacto institucional

Organizaciones ciudadanas, actores políticos de oposición y observadores internacionales han expresado preocupación por las implicaciones que este panorama podría tener en la transparencia del proceso electoral. La posibilidad de que el CNE opere bajo pactos entre élites partidarias y económicas debilita su rol como garante neutral y eleva el riesgo de manipulación en los comicios.

La pérdida de confianza en las instituciones ocurre en un ambiente de desconfianza extendida hacia las entidades estatales. La visible alianza entre el gobierno y los sectores tradicionales del Partido Liberal intensifica esa percepción y genera dudas sobre el futuro de la democracia representativa en la nación.

Un desafío para la institucionalidad electoral

La actual coyuntura revela una institucionalidad frágil y expuesta a negociaciones de alto nivel que no necesariamente responden al interés ciudadano. El papel del CNE como árbitro electoral ha sido puesto en entredicho, mientras la polarización entre fuerzas políticas tiende a reforzar mecanismos de control mutuo antes que de fiscalización independiente.

Con las votaciones generales acercándose, la transformación de estas coaliciones y su impacto en la apertura del proceso serán cruciales. En juego no está solo la validez de los resultados, sino también la habilidad del sistema político hondureño para mantener un nivel básico de confianza democrática.

Por Jaime Navarro