Víctor Saldaño: el único argentino en el corredor de la muerte en EE.UU. y su lucha por cambiar su destino

Víctor Hugo Saldaño, el único argentino en el corredor de la muerte en los Estados Unidos, lleva casi treinta años aguardando una decisión final sobre su situación en Texas. Sentenciado a la pena de muerte en 1996 por el secuestro y asesinato de Paul Ray King, su relato está caracterizado por un historial de adversidades, un juicio criticado por discriminación racial y una lucha legal continua que mantiene la esperanza de alterar su futuro.

Víctor Hugo Saldaño, el único ciudadano argentino en el corredor de la muerte en Estados Unidos, lleva casi tres décadas esperando una resolución definitiva sobre su caso en Texas. Condenado a la pena capital en 1996 por el secuestro y asesinato de Paul Ray King, su historia está marcada por un pasado de dificultades, un juicio señalado por racismo y una batalla legal que sigue activa con la esperanza de cambiar su destino.

Tras escapar de su hogar en Argentina a los 17 años, Saldaño emprendió un camino lleno de incertidumbre que lo llevó a recorrer varios países de América Latina hasta llegar a Estados Unidos. Sin un lugar fijo de residencia y describiéndose como un “vagabundo”, Saldaño fue detenido en 1995, acusado de asesinar a Paul Ray King, un empleado estadounidense, durante un robo en el estado de Texas.

Un crimen que nunca negó

Saldaño fue detenido una hora más tarde con el arma del crimen en su poder. Según el testimonio de Chávez, quien fue juzgado por separado y recibió una sentencia más leve, Saldaño mostró un comportamiento errático y se reía de forma perturbadora durante la comisión del delito. En el interrogatorio policial, Saldaño también adoptó una postura despreocupada, lo que complicó aún más su situación ante la justicia.

Un proceso judicial influenciado por el racismo

El juicio de Saldaño ha recibido numerosas críticas, principalmente por el empleo de argumentos racistas por parte de la Fiscalía. En Texas, la pena capital se determina en función de la «peligrosidad futura» del acusado, un concepto que considera la posibilidad de que el reo incurra en delitos nuevamente. Durante el proceso, un experto de la Fiscalía sostuvo que el origen hispano de Saldaño incrementaba su peligrosidad, apoyándose en datos estadísticos de la población carcelaria.

Esta argumentación fue vista como discriminatoria por la Corte Suprema de Estados Unidos, la cual dispuso una revisión del caso. No obstante, durante un segundo juicio en 2004, la sentencia fue reafirmada, a pesar de que la defensa argumentó un deterioro considerable en la salud mental de Saldaño después de años en el corredor de la muerte.

Este argumento fue considerado discriminatorio por la Corte Suprema de Estados Unidos, que ordenó una revisión del caso. Sin embargo, en un segundo juicio realizado en 2004, la condena volvió a ser confirmada, a pesar de que su defensa alegó un deterioro significativo en la salud mental de Saldaño tras años en el corredor de la muerte.

La lucha por demostrar discapacidad intelectual

presentado en 2024 incluye evaluaciones médicas que indican que Saldaño no poseía la capacidad cognitiva y adaptativa requerida para entender plenamente las consecuencias de sus acciones.

presentado en 2024 incluye evaluaciones médicas que sugieren que Saldaño carecía de la capacidad cognitiva y adaptativa necesaria para comprender completamente las consecuencias de sus actos.

La defensa también presentó testimonios de personas que conocieron a Saldaño en su infancia en Córdoba, Argentina, quienes describieron a un niño inmaduro, con dificultades para socializar y comprender situaciones de peligro. Según estos informes, su discapacidad intelectual habría estado presente mucho antes del crimen, algo que podría ser determinante para anular su sentencia bajo la octava enmienda de la Constitución estadounidense, que prohíbe la ejecución de personas con discapacidades intelectuales.

Desde 1999, Saldaño se ha encontrado en la Unidad Allan B. Polunsky, una cárcel de máxima seguridad en Texas. Los internos del corredor de la muerte permanecen 23 horas diarias en aislamiento en diminutas celdas, lo que ha empeorado los problemas de salud mental de Saldaño. Según reportes, ha experimentado episodios psicóticos que han necesitado internamientos en el hospital psiquiátrico del sistema carcelario.

Desde 1999, Saldaño ha estado recluido en la Unidad Allan B. Polunsky, una prisión de máxima seguridad en Texas. Los reclusos del corredor de la muerte pasan 23 horas al día en aislamiento en pequeñas celdas, lo que ha agravado los problemas de salud mental de Saldaño. Según informes, ha sufrido episodios psicóticos que han requerido internaciones en el hospital psiquiátrico del sistema penitenciario.

Un porvenir incierto

El caso de Saldaño continúa siendo un emblema de las complejidades del sistema judicial estadounidense y de la lucha por los derechos humanos. Mientras la Corte de Apelaciones de Texas examina el nuevo habeas corpus

El caso de Saldaño sigue siendo un símbolo de las complejidades del sistema judicial estadounidense y de la lucha por los derechos humanos. Mientras la Corte de Apelaciones de Texas evalúa el nuevo habeas corpus

, la posibilidad de que su sentencia sea conmutada aún está en el aire.

Lidia Guerrero, resignada pero esperanzada, continúa abogando por su hijo desde la distancia. “Todos los días tengo esperanza, pero trato de aceptar la situación”, confiesa. Para Saldaño, el tiempo sigue siendo su mayor enemigo mientras espera en el corredor de la muerte, aferrándose a la posibilidad de un cambio que le permita salir de su “cajoncito”, como describe su celda, y encontrar algo de paz tras casi 30 años de encierro.

By Jaime Navarro