A pocas semanas de las elecciones generales, distintos sectores políticos, empresariales y organizaciones civiles han manifestado preocupación por un presunto deterioro institucional en Honduras y la posibilidad de replicar un modelo de control político comparado con el chavismo en Venezuela, señalado por algunos analistas como el “Plan Venezuela”.
Diversos analistas señalan que esta táctica buscaría centralizar el poder, socavar la autonomía de entidades fundamentales y restringir la operación de la iniciativa privada y los medios de prensa críticos, empleando fondos públicos y coacciones institucionales para asegurar la permanencia del plan político del partido en el gobierno.
Indicadores de participación institucional
Entre las quejas más frecuentes se encuentran la utilización de bienes estatales para propósitos de campaña, la erosión de la independencia del Consejo Nacional Electoral (CNE) y la instrumentalización política de las fuerzas del orden. Asimismo, se informa sobre la intimidación a figuras de la oposición, manifestaciones partidistas con un tono hostil y una retórica divisiva por parte del Ejecutivo, que, a juicio de expertos, pretende invalidar cualquier desenlace desfavorable.
Un dirigente político entrevistado señaló que “estamos viendo señales claras de un intento de aferrarse al poder. Hay intimidación, presión institucional y un ambiente de miedo en muchos sectores”. Para expertos, la situación sitúa al país en una encrucijada histórica: mantener la ruta democrática o avanzar hacia un modelo de concentración de poder con características autoritarias.
Inquietud global y sugerencias
La comunidad internacional ha emitido advertencias sobre la situación. Más de 90 países, junto con organismos como la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones Unidas, han instado al Gobierno a garantizar elecciones libres, pacíficas y transparentes, respetando la voluntad popular. Los comunicados diplomáticos señalan riesgos asociados al uso prolongado del estado de excepción, las restricciones a la libertad de expresión y la presión política sobre instituciones electorales.
Un comunicado conjunto emitido por las embajadas en Tegucigalpa subrayó la importancia de que «el pueblo hondureño pueda ejercer su voto en un ambiente de plena confianza, sin miedo ni interferencias«. Expertos en política internacional alertan que cualquier esfuerzo por alterar el desarrollo de las elecciones podría desencadenar una situación de inestabilidad política y diplomática, comprometiendo la validez del próximo gobierno.
Impacto en la ciudadanía y panorama político
La población hondureña observa con creciente inquietud la proximidad de los comicios, en un escenario marcado por incertidumbre y temor. La polarización y la percepción de intervenciones en la institucionalidad electoral podrían incidir tanto en la participación ciudadana como en la credibilidad de los resultados. Sectores empresariales y organizaciones civiles continúan haciendo seguimiento a los movimientos oficiales y a la respuesta de los organismos internacionales.
Para la agrupación LIBRE, estas acusaciones y advertencias constituyen un obstáculo extra en la fase final previa a las elecciones, justo cuando se agudiza el debate en torno a la consolidación del poder y la protección de la autonomía institucional.
El escenario electoral hondureño, en consecuencia, plantea un dilema político-social crítico: garantizar condiciones de transparencia y equidad o enfrentar un proceso marcado por la concentración del poder y la desconfianza ciudadana, con implicaciones directas para la gobernabilidad y la estabilidad institucional del país.