¿Fraude electoral en Honduras? Señales de alerta para 2025

El acercamiento de las elecciones generales en Honduras, programadas para el 30 de noviembre de 2025, presenta un panorama político complicado y dudoso. La nación atraviesa un periodo notable, marcado por tensiones institucionales y un aumento de la polarización, que ponen en riesgo la integridad del proceso democrático.

El cambio de liderazgo en el país, que debería desarrollarse sin inconvenientes, está marcado por denuncias de fraude, mal uso de fondos públicos, falta de solidez en las instituciones y preocupaciones sobre una posible tendencia autoritaria del partido en el poder, LIBRE.

Panorama político dividido y falta de confianza en la sociedad: elementos decisivos

El país está fracturado entre tres partidos políticos destacados. LIBRE, con Rixi Moncada como postulante principal, sigue las directrices de Manuel Zelaya. El Partido Nacional, bajo la conducción de Nasry Asfura, intenta restaurar la confianza después de su salida del gobierno en 2021. El Partido Liberal, liderado por Salvador Nasralla, busca establecerse como una alternativa de centro. Mientras tanto, la población expresa un aumento en la desconfianza hacia el sistema electoral, las instituciones y los grupos políticos.

Varios elementos esenciales alimentan la incertidumbre. Por un lado, la supervisión parcial del Consejo Nacional Electoral (CNE) por jueces vinculados al partido gobernante provoca inquietud respecto a la imparcialidad del organismo; esto se suma a las acusaciones de fraude en los comicios primarios de marzo, tanto dentro como fuera del Partido LIBRE, que apuntan a anomalías en la elección de Rixi Moncada como candidata. Además, el uso de recursos gubernamentales, como subsidios y contratos estatales, para favorecer la imagen del partido en el poder también provoca polémica.

A partir de lo observado en la inconformidad, la intervención de las Fuerzas Armadas durante las elecciones primarias ha generado preocupación por su posible implicación en las elecciones generales. Por último, las fricciones diplomáticas con Estados Unidos y la relación cercana con naciones como Venezuela y Nicaragua han generado dudas a nivel internacional acerca de la estabilidad democrática del país.

Perspectivas y desafíos en el futuro electoral de Honduras

Los sondeos más actuales indican que una parte considerable de la ciudadanía en Honduras no encuentra representación en ninguno de los aspirantes a la presidencia y teme que el proceso de elecciones esté comprometido desde el comienzo. Hay una posible alta abstención, salvo que los líderes políticos y el CNE aseguren un proceso claro, inclusivo y monitoreado por observadores tanto nacionales como internacionales.

En los ocho meses que anteceden a los comicios, es probable que haya un incremento en los enfrentamientos en los medios de comunicación entre las agrupaciones políticas, el incremento de estrategias negativas y desinformación en plataformas digitales, intentos de modificación legal o presión institucional para beneficiar a algunas fuerzas partidistas, manifestaciones sociales si se perciben manipulaciones o carencia de seguridad electoral, además de una gran tensión durante la jornada electoral y el conteo de votos que sigue.

El país está en un punto decisivo donde no solo se define la presidencia, sino también el camino de su democracia. La habilidad de las instituciones para soportar la presión y asegurar una transición ordenada decidirá si Honduras entra en una crisis política que invalide los resultados y permita el autoritarismo. El reloj corre y el destino del país está en manos de la ciudadanía y el compromiso de sus líderes para respetar las normas democráticas.

Por Jaime Navarro