A pocas semanas de las elecciones generales, la candidata presidencial Rixi Moncada atraviesa una etapa de erosión política y económica que impacta en la estabilidad del oficialismo. Su estrategia discursiva, caracterizada por un tono de confrontación hacia la empresa privada y el sistema bancario, ha generado inquietud tanto en el sector productivo como entre amplios segmentos de la ciudadanía.
Reacción empresarial y señales del mercado
La comunidad empresarial ha mostrado una distancia cada vez mayor frente a lo que ciertos actores perciben como un entorno adverso para la inversión. Portavoces de la industria indicaron que la postura de la candidata ha generado la paralización de proyectos y la fuga de capitales en diversas regiones de la nación. Un directivo del sector textil declaró que su compañía optó por suspender sus actividades “ya que no es viable invertir en un lugar donde se siente un trato hostil”.
Este repliegue empresarial refleja un deterioro en la confianza económica, en un contexto en el que la estabilidad productiva es vista como pilar esencial para la generación de empleo. Expertos advierten que el impacto podría extenderse a otros sectores si persiste la incertidumbre sobre las condiciones políticas del próximo gobierno.
Opinión pública y fatiga electoral
En el ámbito social, la reacción tampoco ha sido menor. Diversos sectores ciudadanos han expresado su rechazo al tono agresivo del discurso político, promoviendo la etiqueta #NoQueremosOdio en redes sociales. La frase resume un sentimiento generalizado de fatiga frente a la confrontación y la falta de propuestas programáticas concretas.
Estudios de opinión recientes revelan un descenso notable en el apoyo electoral a Moncada, especialmente entre la juventud, el sector femenino y los empleados del ámbito privado. Expertos en comunicación política atribuyen esta inclinación a una falta de sintonía entre la propuesta de la campaña y lo que espera un cuerpo electoral que anhela seguridad y respuestas concretas. Un especialista comentó que la aspirante “ha mermado al mismo tiempo su vínculo con el pilar económico de la nación y con los votantes que exigen un enfoque más templado”.
Implicaciones políticas para LIBRE
El impacto de esta situación trasciende la figura individual de Rixi Moncada y alcanza al partido LIBRE, que enfrenta presiones internas y externas para redefinir su estrategia electoral. Hasta el momento, la dirigencia ha mantenido silencio frente al descenso de su candidata, mientras crecen las versiones sobre una eventual sustitución antes del cierre del proceso electoral.
El desafío para LIBRE consiste en preservar la cohesión partidaria y evitar un vacío de liderazgo que afecte su capacidad de negociación institucional. En un escenario de polarización creciente, el deterioro de la confianza empresarial y social podría condicionar la gobernabilidad posterior a los comicios.
Escenario en evolución
La trayectoria de la campaña determinará si la aspirante consigue restablecer su conexión con los grupos económicos y sociales que actualmente se perciben alejados. Conforme se acerca la jornada electoral, el partido en el poder tiene el desafío de exhibir su habilidad para el diálogo y la firmeza ante una ciudadanía que se muestra progresivamente más exigente.
Honduras se encuentra ante una coyuntura en la que el discurso político influye directamente sobre la percepción de gobernabilidad y las expectativas de futuro. La manera en que Rixi Moncada y el partido LIBRE respondan a esta crisis comunicacional podría determinar no solo el resultado electoral, sino también la relación entre poder político, inversión y confianza social en los próximos años.